20 ene. 2010

QUIERO COMPARTIRLES ESTAS LECTURAS MUY BONITAS Y EDIFICADORAS

EL FRASCO DE MAYONESA

Un profesor delante de su clase de Filosofía sin decir palabra tomo un frasco grande y vacío de mayonesa y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Luego le preguntó a sus estudiantes si el frasco estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.
Así que el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco de mayonesa. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir que sí.
Luego...el profesor tomó una caja con arena y la vació dentro del frasco. Por supuesto, la arena lleno todos los espacios vacíos, así que el profesor preguntó nuevamente Si el frasco estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un 'sí' unánime.
El profesor enseguida agregó 2 tazas de café al contenido del frasco y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían en esta ocasión. Cuando la risa se apagaba, el profesor dijo:
- 'QUIERO QUE SE DEN CUENTA QUE ESTE FRASCO REPRESENTA LA VIDA'. Las pelotas de golf son las cosas Importantes, como la familia, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona. Son cosas, que aún si todo lo demás lo perdiéramos y sólo éstas quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas. Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la casa, el auto, etc. La arena es todo lo demás, las pequeñas cosas. Si ponemos la arena primero en el frasco, no habría espacio para las canicas ni para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con la vida. Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes. Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Juega con tus hijos, tómate tiempo para ir al médico, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa y reparar la llave del agua. Ocúpate de las pelotas de golf primero, de las cosas que realmente importan. Establece tus prioridades, el resto es solo arena...
Uno de los estudiantes levantó la mano y pregunto que representaba el café. El profesor sonrió y dijo:
- 'Que bueno que lo preguntas... Sólo es para demostraros, que no importa que ocupada tu vida pueda parecer, siempre hay lugar para un par de tazas de café con un amigo'.



CONFIDENCIA
Cierta vez un hombre y su hijo se encontraban viajando con su único burro. El padre montaba el burro y el hijo caminaba detrás de él. Al arribar a su primer destino, los habitantes de la ciudad los recibieron de una manera poco grata y con expresiones de burla.
“¿Es esto un padre?” decían. “¿Acaso un padre responsable montaría él el burro y dejaría a su hijo viajar a pie?”
Padre e hijo se sentían realmente avergonzados, pero prosiguieron su camino hacia la próxima ciudad. Antes de entrar cambiaron de puesto, esperando que esta vez la gente del pueblo los acogieran con mayor agrado. Sin embargo, los viajeros fueron de nuevo objeto de duras críticas. “¡Observa esta escena tan vergonzante! ¡Mira cómo este niño tan irrespetuoso monta en burro mientras que su anciano padre anda a pie!” Decían unos a otros. De modo que, bastante humillados, partieron también de aquella ciudad.
Antes de llegar a su próximo destino, el padre sugirió que ahora ambos montaran sobre el burro. Esto sin duda no daría lugar a insulto alguno.
Al acercarse a la ciudad, no obstante, la gente se aglomeró para ver la extraña escena.
“¡Vean a ese pobre burro!” exclamaban. “Apenas puede caminar bajo el peso de esos tontos viajeros. ¡En cualquier momento morirá!”
El padre y su hijo probaron suerte por última vez. La única opción parecía ser que ambos caminaran tras el burro. Hecho esto, ni bien entraron en la ciudad el burro pateó y salió corriendo. Los habitantes observaron con impresión lo ocurrido y estallaron en carcajadas. Ya sin esperanzas, y sin nada, los viajeros por fin entendieron que cualquier esfuerzo por complacer a otros nunca tendrá éxito.


EL LEÓN Y LA ESPINA
Un León que vagaba por el bosque se clavó una espina en la pata, y al encontrar
un Pastor, le pidió que se la extrajera. El Pastor lo hizo, y el León, que estaba saciado
porque acababa de devorar a otro pastor, siguió su camino sin hacerle daño. Algún
tiempo después, el Pastor fue condenado, a causa de una falsa acusación, a ser
arrojado a los leones en el anfiteatro. Cuando las fieras estaban por devorarlo, una de
ellas dijo:
-Este es el hombre que me sacó la espina de la pata.
Al oír esto, los otros leones honorablemente se abstuvieron, y el que habló se
comió él solo al Pastor.


Un león, desgastado con los años e impotente ante su enfermedad, yace en la tierra a punto de muerte.
Un jabalí se precipitó sobre él, y vengó con un golpe de sus colmillos una herida mucho tiempo atrás recibida.
Poco después el toro con sus cuernos lo corneó como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podría ser atacada impunemente, él lo pateó en su frente con sus talones.
El León, que expiraba dijo: “He tolerado de mala gana los insultos de los valientes, pero ser obligado a soportar tal tratamiento de ti, que eres una desgracia de la naturaleza, es en efecto sufrir una doble muerte”.
Nada molesta más a los poderosos que ser humillados por los débiles.
Fábula de Esopo
Si bien a primera vista, la fábula de hoy pareciera enfocar la injusticia y el abuso del imposibilitado, en verdad nos recuerda la realidad de una justicia superior… la de Dios. Y es que todos necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de Él… algunos antes y otros después.
El cómo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras manos es asunto que debe ser enfrentado con sobriedad ya que algún día, al ser demandado de nosotros nuestra mayordomía terrenal, veamos a otros que, con muchísimo menos, sean felicitados por nuestro Señor con las preciosas palabras de la Escritura:
“Buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…”
Esa sería la más terrible humillación de aquellos que hemos sido bendecidos de este lado del cielo con tanto más que los demás. Pero no tiene porqué ser así… enmendemos nuestros caminos y seamos de bendición a los demás. Que el Señor les bendiga.
Raúl Irigoyen. Pensamiento del Capellán


LOS CLAVOS

Había un joven que tenia muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa
con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un
clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el joven clavó 37
clavos en la cerca...
Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho mas fácil
controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca. Finalmente llegó
el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada... y se lo dijo a su
padre y entonces el papa le sugirió que por cada día que controlara su
carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había
sacado todos los clavos de la cerca... entonces el papá llevo de la mano a
su hijo a la cerca de atrás...
Mira hijo, has hecho bien... pero fíjate en todos los agujeros que quedaron
en la cerca... Ya la cerca nunca será la misma de antes... Cuando dices o
haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca...
Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar, la herida
ya quedo hecha...
No importa cuantas veces pidas disculpas, la herida esta ahí. Una herida
física es igual de grave que una herida verbal... Los amigos son verdaderas
joyas a quienes hay que valorar... Ellos te sonríen y te animan a
mejorar...Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su
corazón abierto para recibirte...
Demuéstrales a tus familiares y amigos cuanto los quieres... Manda este mensaje a quien consideres AMIGO... AMIGA... Gracias a todos y cada uno de ustedes... Que
Dios y la Virgen María nos ayude a sanar de nuestras heridas y a olvidar las cicatrices, para así seguir construyendo un mundo mejor...

LA FELICIDAD

Un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura. Uno de ellos dijo: 'Debemos quitarles algo, pero, ¿Qué les quitamos?'
Después de mucho pensar uno dijo; '¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar'.
Propuso el primero: 'Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo'.
A lo que inmediatamente repuso otro: 'No recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.'
Luego propuso otro: 'Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar'
Y otro contestó: 'No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará'.
Uno más dijo: 'Escondámosla en un planeta lejano a la tierra',
Y le dijeron: 'No recuerda que tienen inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad'.
El último de ellos era un duende que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás duendes. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: 'Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren'.
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: '¿Dónde?'.
El duende respondió: 'La esconderemos dentro de ellos mismos, así estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán'.
Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.


EL CIRCULO DEL NOVENTA Y NUEVE

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que como todo sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.
Un día el rey lo mandó a llamar.
-Paje- le dijo- ¿cuál es el secreto?
-¿Qué secreto, Majestad?
-¿Cuál es el secreto de tu alegría?
- No hay ningún secreto, Alteza.
- No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
- No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
-¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿Eh? ¿Por qué?
- Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo no he de estar feliz?
- Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.
- Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo este ocultando...
-¡Vete, vete antes de que llame al verdugo!

El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse como el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.
-¿Por qué él es feliz?
- Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.
-¿Fuera del círculo?
- Así es.
-¿Y eso es lo que lo hace feliz?
- No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
-A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz.
- Así es.
-¿Y cómo salió?
-¡Nunca entró!
-¿Qué círculo es ese?
- El círculo del 99.
- Verdaderamente, no te entiendo nada.
- La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.
-¿Cómo?
- Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
- Eso, obliguémoslo a entrar.
- No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
- Entonces habrá que engañarlo.
- No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solito, solito.
-¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
- Sí se dará cuenta.
- Entonces no entrará.
- No lo podrá evitar.
-¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en el y no podrá salir?
- Tal cual. Majestad, ¿estás dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?
- Sí
- Bien, esta noche le pasaré a buscar. Debe tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. ¡99!
-¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
- Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
- Hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía:
'Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste.'
Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeo y volvió a esconderse. Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas plantas lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta, y se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado sólo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! Él, que nunca había tocado una de estas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para él. El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacia brillar la luz de a vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas.
Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis...y mientras sumaba 10, 20, 30, 40, 50, 60.... hasta que formó la última pila: 9 monedas !!! Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más. Luego el piso y finalmente la bolsa. 'No puede ser', pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja. -¡Me robaron -gritó- me robaron, malditos!! Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro 'sólo 99'. '99 monedas, es mucho dinero', pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo -pensaba- cien es un número completo pero noventa y nueve, no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible gesto, por el que se asomaban los dientes. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien? Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo.
Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario. 'Doce años es mucho tiempo', pensó. Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y él mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello. Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo!!!
Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender... Vender... Vender... Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno? ¿Para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
El rey y el sabio, volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99...
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
-¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.
- Nada me pasa, nada me pasa.
- Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
- Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
'Siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene. Nos enseñaron que la felicidad deberá esperar hasta completar lo que falta.... Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero que pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es solo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para cegarnos, para que halemos del carro de la vida, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual... eternamente igual! Cuantas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal cual como están.'


LAS OPORTUNIDADES

Un hombre recibió una noche la visita de un ángel, quien le comunicó que le esperaba un futuro fabuloso: en su vida tendría la oportunidad de hacerse rico, de lograr una posición importante y de casarse con una mujer muy hermosa.
Ese hombre se pasó la vida esperando que los milagros prometidos llegasen, pero al final murió solo y pobre. Cuando llegó a las puertas del cielo vio al ángel que le había visitado tiempo atrás y protestó:'Me prometiste riqueza, una buena posición social y una bella esposa.¡Me he pasado la vida esperando en vano!'.
'Yo no te hice esa promesa'- replicó el ángel- 'Te prometí la oportunidad de riqueza, una buena posición social y una esposa hermosa'.
El hombre estaba realmente intrigado. 'No entiendo lo que quieres decir', confesó.'¿Recuerdas que una vez tuviste la idea de montar un negocio, pero el miedo al fracaso te detuvo y nunca lo pusiste en práctica?'.
'También recordarás', prosiguió el ángel, 'aquella ocasión en que un terremoto asoló la ciudad, derrumbó muchos edificios y miles de personas quedaron atrapadas en ellos. En aquella ocasión tuviste la oportunidad de ayudar a encontrar y rescatar a los sobrevivientes, pero no quisiste dejar tu hogar sólo por miedo a que los muchos saqueadores que habían te robasen tus pertenencias.
Así que ignoraste la petición de ayuda y te quedaste en casa'.El hombre asintió con vergüenza.'Esa fue tu gran oportunidad de salvarle la vida a cientos de personas, con lo que hubieras ganado el respeto de todos ellos', continuó el ángel.
'Por último, recuerdas aquella hermosa mujer pelirroja, que te atraía tanto? Sin embargo, pensaste que tal mujer no se casaría con alguien como tú y para evitar el rechazo, nunca llegaste a proponérselo'.El hombre volvió a asentir, pero ahora las lágrimas rodaban por sus mejillas.'Sí, amigo mío, ella podría haber sido tu esposa', dijo el ángel. 'Y con ella se te hubiera otorgado la bendición de tener sanos y hermosos hijos y multiplicar la felicidad en tu vida'.
'Tuviste cerca las oportunidades, sólo que las dejaste pasar'


PARADOJA
Tenemos edificios mas altos, pero temperamento corto.
Autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más, pero tenemos menos.
Compramos más, pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas.
Más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más títulos, pero menos sentido común.
Más conocimiento pero menos criterio.
Más expertos, pero más problemas.
Más medicina, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco, odiamos demasiado.
Aprendimos a amar una vida, pero no a vivirla plenamente.
Hemos llegado a la luna y hemos regresado, pero tenemos problemas a la hora de cruzar la calle y conocer a nuestros vecinos....
Nos proponemos conquistar el espacio exterior, pero no el interior nuestro.
Limpiamos el aire, pero contaminamos nuestras almas.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Hemos aumentado la cantidad, pero no la calidad.
Estos son tiempos de personas más altas con caracteres más débiles; con más libertad, pero menos alegrías; con más comida, pero menos nutrición; son días en los que llegan los sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero hogares rotos.
No guardes nada para una ocasión especial, por eso lee más y limpia menos. Siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte únicamente en las malas hierbas. Pasa más tiempo con tu familia y amigos, y menos tiempo trabajando.
La vida es una sucesión de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir. Si supiéramos el tiempo de vida que nos queda, seguramente desearíamos estar con nuestro seres queridos, iríamos a comer nuestro platillo preferido, visitaríamos los sitios que amamos...
Son pequeñas las cosas que nos harían enojar si supiéramos que nuestras horas están limitadas. Estaríamos enojados porque dejamos de ver a nuestros mejores amigos, enojados y tristes porque no dijimos a nuestros padres, hermanos, sobrinos y amigos cuanto los queremos.
Por eso no intentes retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a tu vida. Cada minuto, hora, día y semana es especial


LA VIDA

La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela.